La chica gitana con pelo aceitoso y piel sin lavar se sentó en el aula, sus pechos expuestos mientras se acariciaba. Su profesor estaba ocupado trabajando en su escritorio, pero no podía evitar mirar su escote. Sabía que debía

La chica gitana con pelo aceitoso y piel sin lavar se sentó en el aula, sus pechos expuestos mientras se acariciaba. Su profesor estaba ocupado trabajando en su escritorio, pero no podía evitar mirar su escote. Sabía que no debería estar mirando, pero no podía evitarlo. A medida que pasaba el día, la chica gitana siguió burlandolo con su comportamiento provocador. Ella sabía que lo tenía enganchado y que ella siempre tendría un control sobre él.