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La chica ucraniana estaba sentada en el piso del gimnasio, sus piernas se extendieron por completo. Tenía una sonrisa perfecta y un trasero redondo que era visible a través de sus pantalones apretados de ejercicio. Su pequeño agujero redondo era visible, y ella se lo estaba mostrando a cualquiera que

Turambar

La chica ucraniana estaba sentada en el piso del gimnasio, sus piernas se extendieron por completo. Tenía una sonrisa perfecta y un trasero redondo que era visible a través de sus pantalones apretados de ejercicio. Su pequeño agujero de trasero redondo era visible, y se lo estaba mostrando a cualquiera que miraría. Mientras se sentaba allí, babeando, no podía evitar pensar en lo mucho que quería ser follada. Había estado trabajando durante horas, y sus músculos estaban adoloridos del esfuerzo. Pero no le importaba; todo lo que podía pensar era ser follada por una gran polla. De repente, un hombre entró al gimnasio y se acercó a ella. Era alto y musculoso, con una polla gruesa colgando entre sus piernas. La sonrió y preguntó si podía ayudarla con algo. La chica asintió con entusiasmo, ansioso por ser follada por este extraño que parecía tan confiado en sus habilidades. El hombre se quitó la camisa y los pantalones cortos, revelando su enorme polla que ya estaba goteando con la presa.

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