La anciana estaba acostada en su espalda, su cuerpo cubierto de sudor y una visión completa del cuerpo como una sola frase. Se gimió suavemente mientras sentía que la polla entraba en su coño, llenando todos esos años sin sexo o cualquier tipo de placer

La anciana estaba acostada en su espalda, sus ojos cerrados y una sonrisa contenta en su cara. Su cuerpo estaba cubierto de sudor y tenía una visión completa del cuerpo con alta resolución. Sus pechos estaban colgando del sujetador de encaje roto, y su coño se extendió por los labios hinchados del pene entrando en él. La habitación estaba muy iluminada, y había sombras por todas partes. La única luz vino de la imagen pornoográfica en la pared detrás de su cabeza. Se gimió suavemente mientras sentía que la polla entraba en su coño, llenándola completamente. Ella podía sentir cada pulgada de ella mientras se movía dentro de ella, estirando todos esos años sin sexo o cualquier tipo de placer en absoluto. Se sentía tan bien de ser llenado así de nuevo después de tanto tiempo sin que nadie se ocupara de sus necesidades como esta.