El hombre con el pelo blanco largo y las arrugas en la cara estaba de pie sobre el cuerpo de la mujer, sus ojos cerrados en concentración mientras utilizaba una máquina especial para generar imágenes pornoográficas de ella. El cuerpo de la mujer estaba cubierto de moretones y

El hombre con el pelo blanco largo y las arrugas en su cara estaba de pie sobre el cuerpo de la mujer, sus ojos cerrados en concentración. Él estaba usando una máquina especial para generar imágenes pornoográficas de ella, y él había estado en ella durante horas. El cuerpo de la mujer estaba cubierto de moretones y heridas abiertas, pero no parecía importarle. Ella se quedó allí obedientemente mientras el hombre tomó fotos de ella con su máquina. La cara de la mujer fue contorsionada con placer cuando vino una y otra vez, su cuerpo temblando con cada orgasmo. Fue una escena surrealista que habría sido imposible imaginar hace unos años, pero ahora era un lugar común gracias a los avances en la tecnología de inteligencia artificial.