La chica con anorexia fue una verdadera obra de arte, con piel porcelana, curvas impecables y belleza natural que la hizo parecer un ángel enviado del cielo

La chica con anorexia era una verdadera obra de arte. Su piel de porcelana era impecable, sus curvas eran perfectas, y sus ojos eran como diamantes. Tenía una belleza natural que era difícil de encontrar en el mundo actual de cirugía plástica y bronceados falsos. Sus pestañas largas y gruesas fluían mientras miraba la cámara, y sus labios se separaban ligeramente mientras respiraba profundamente. Parecía un ángel enviado desde el cielo para agraciarnos con su presencia.