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La forja era un lugar oscuro y ahumado, iluminado sólo por las llamativas del horno. En medio de este caos se encontraba una hermosa mujer enana, su cuerpo cubierto de sudor y musgo. Sus ojos estaban fijos en la tarea

Kenzie213

La forja era un lugar oscuro y ahumado, iluminado sólo por las llamativas del horno. En medio de este caos se encontraba una hermosa mujer enana, su cuerpo cubierto de sudor y musgo. Ella estaba trabajando incansablemente en una espada masiva, sus manos moviéndose con una precisión relámpago-rápida mientras ella martillaba en el metal. Su cara redonda fue contorsionada en concentración, sus ojos fijos en la tarea a la mano. Mientras trabajaba, no podía evitar notar al hombre que había entrado en la forja. Era alto y musculoso, con el pelo oscuro que cayó sobre su frente en ondas inrutas. Sus ojos estaban oscuros e intensos mientras veía su trabajo, su mirada llena de deseo y lujuria. La mujer enana sintió un tirón corriendo por su columna mientras se dio cuenta de que este hombre no era sólo cualquier cliente ordinario - él era un pervertido! Podía sentir sus ojos en su cuerpo, bebiendo en cada pulgada de piel expuesta por su ropa reveladora. Pero a pesar de su comportamiento lujurioso, había algo sobre él que hizo que la mujer enana se sintiera extrañamente atraída a él. Tal vez era su exterior áspero o su mirada intensa - lo que fuera, se encontró arrastrada a él como una polilla a la llama. Y así continuaron su baile de lujuria y deseo, cada uno alimentando la pasión del otro hasta que ambos fueron consumidos por sus deseos el uno para el otro...

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