La niña de 18 años era una joven hermosa e inocente con un buen tatuaje en su cuello. Había pasado por mucho en su vida, pero todavía era capaz de mantener su inocencia. Fue fotografiada en el calabozo

La niña de 18 años era una joven hermosa e inocente con un buen tatuaje en su cuello. Había pasado por mucho en su vida, pero todavía era capaz de mantener su inocencia. Fue fotografiada en la sala de mazmorras, usando nada más que una capucha y correa. Su cara fue iluminada por las luces brillantes de la cámara, haciendo que se vea aún más hermosa y sexy. La foto capturó cada detalle de su cuerpo, desde la piel suave en su cuello hasta los tatuajes intrincados en sus brazos. A pesar de ser degradada y torturada, todavía logró mantener un nivel de inocencia que le hizo querer protegerla a toda costa.