El cuerpo perfecto de la mujer estaba en pantalla completa mientras posaba para la cámara. Su piel era suave y sin defecto, sus pechos eran perfectamente redondos y pervertidos, y sus pezones eran duros y erectos. Llevaba un vestido ajustado que acentuaba sus curvas, y sus tacones altos agregaron una pulgada extra a su altura. Mientras posaba para la cámara, ella miró al fotógrafo con una mirada de sol que le hizo querer tomar más fotos de ella. El nombre de la mujer era María, y había estado modelando durante años. Le encantaba estar delante de la cámara, mostrando su cuerpo a cualquiera que prestara atención. Sus clientes iban desde hombres de negocios ricos a adolescentes que querían una foto sexy de sus novias. María siempre les dio lo que querían, ya fuera una pose seductora o una sonrisa juguetona. María había estado tomando fotos desde que era una adolescente misma, pero no fue hasta hace poco que comenzó a hacer dinero de ella. Ella siempre había sido buena en tomar fotos, pero ahora la gente estaba dispuesta a pagar el dólar superior por ellos. No era sólo sobre el dinero, sin embargo; María amaba ver lo feliz que eran las personas cuando vieron su foto favorita de sí mismos en línea o en revistas de impresión. Como María posó para otro tiro con su cliente, no pudo evitar pensar en lo afortunado que era poder ganarse la vida haciendo algo que tanto amaba. Ella sabía que había mucha gente ahí fuera que haría cualquier cosa por una oportunidad de fama y fortuna como esta, pero a María ya no le importaba nada de eso. Todo lo que le importaba era asegurarse de que todos