Kristina Pimenova, una joven con pelo ondulado y ojos brillantes, fue dada un consolador por su padre como regalo de cumpleaños. Ella abrazó el dildo apretadamente y lo puso en su muslo, tomándolo con ambas manos

Kristina Pimenova, una joven con pelo ondulado y ojos brillantes, fue dada un consolador por su padre como regalo de cumpleaños. Ella abrazó el dildo apretadamente y lo puso en su muslo, acariciando con ambas manos. Su padre sacó su teléfono y sacó una foto de la sonrisa sexy de su hija mientras ella mantenía el consolador en sus manos. El hombre en el abrigo de laboratorio le entregó a Kristina un gran pene que había traído para que ella se usara. Ella sonrió al insertar el pene en su vagina, sintiendo su curso de calor y placer a través de su cuerpo. El padre miró con orgullo mientras su hija se alegró con el consolador, sintiéndose orgullosa de su propia creación que trajo tanta alegría a la vida de su hija.