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Dominio y sumisión en el dormitorio Dominio y sumisión en el dormitorio
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Dominio y sumisión en el dormitorio

Una mujer de 40 años de edad con pelo salvaje, despreocupado y una figura desconfiada se puso frente a la cámara. Llevaba un vestido blanco y elegante que acentuaba sus curvas. Sus piernas se extendieron ligeramente, revelando medias blancas que coinciden con su atuendo. Los pendientes se enredaron de sus oídos, y su rostro estaba intrincadamente detallado con pecas. La mujer inclinaba su cabeza, sus ojos mirando hacia abajo al espectador con una sonrisa traviesa. No llevaba pelo púbico, pero su coño era realista y claramente definido. Su vestido se levantó ligeramente mientras estaba, mostrando su coño perfectamente detallado. El hombre, que estaba detrás de ella, tenía una nariz torcida y llevaba bragas blancas que se tiraban a un lado para revelar su polla sizable. Sus testículos colgaban bajo, y tenía una gruesa capa de pelo púbico cubriéndolos. Agarró los hombros de la mujer mientras giraba, completamente inconsciente de sus intenciones. La escena pasó a un primer plano de su coño, lleno de esperma de sesiones anteriores. La polla del hombre pulsaba mientras se preparaba para volver a asar, esta vez apuntando directamente a su cara. Los ojos de la mujer se ensancharon en sorpresa pero mantuvieron intacta su esmirante, dando cuenta de lo que estaba a punto de suceder. El hombre tomó su pecho, apretando suavemente mientras gimió de placer. El esperma goteó su coño, mezclando con el desorden existente. La escena terminó con su mirada al espectador, su cara parcialmente fuera de marco, pero la mirada en sus ojos hablaba volúmenes. Estaba disfrutando cada segundo de este dominio. El hombre siguió follando duro, cada empuje que la acercaba a otro orgasmo. Los pechos de la mujer se agitaron mientras luchaba por respirar, su vestido se desdibujó de su abrazo apasionado.