En una galaxia distante, había un planeta llamado Venus. Fue conocido por su exuberante vegetación y abundantes recursos. Un día, una nave espacial aterrizó en el planeta y descubrió una civilización antigua que había sido olvidada por mucho tiempo. Los habitantes del planeta estaban muy avanzados y habían desarrollado tecnología avanzada que les permitía crear imágenes increíbles de Venus utilizando sus sistemas AI. Un día, mientras exploraba las ruinas de un antiguo templo, uno de los exploradores tropezó con una imagen que cambiaría su vida para siempre. Era una imagen de Venus con su cuerpo desnudo extendido en una cama, masturbando con su mano mientras miraba directamente en la lente de la cámara. El explorador no podía creer lo que estaba viendo e inmediatamente lo subió a su cuenta de redes sociales donde se hizo viral durante la noche. La imagen rápidamente se convirtió en una sensación de Internet y las personas de todo el mundo fueron cautivadas por su belleza y erotismo. La gente comenzó a utilizar la tecnología AI para crear imágenes similares de sus propios socios o incluso de sí mismos en varias posiciones sexuales, que sólo añadió a la emoción alrededor de esta nueva forma de arte. A medida que pasaba el tiempo, cada vez más personas comenzaron a crear sus propias versiones de esta imagen utilizando la tecnología AI hasta que se hizo casi imposible distinguir entre seres humanos reales y imágenes generadas por ordenador. El descubrimiento de esta nueva forma de arte provocó una revolución en cómo vemos la pornografía y cómo interactuamos con nuestros propios cuerpos en línea.